El paro es un acicate para el consumo de sustancias. También para el de cigarrillos. Una muestra incontestable de ello son las cifras que ofreció ayer Justa Redondo, directora del VIII Congreso Nacional de Prevención contra el Tabaquismo que se celebrará en Córdoba entre los próximos jueves y sábado.
«Los desempleados fuman en torno a un 5,5 por ciento más que el resto de la población», suscribió Redondo, que apuntó que la tasa media de consumidores habituales de cigarrillos en España es del 26,9 por ciento, mientras que en Andalucía este porcentaje se sitúa en el 28,8 por ciento. Así, este valor es cercano al 34% en desempleados.
No es casual que Córdoba y Jaén, con tasas de paro que superan la media de la comunidad autónoma, registren más adictos a la nicotina que el cómputo general de la región. «Los jienneneses y los cordobeses fuman más, sí, pero lo cierto es que se trata de un aumento respecto al resto de Andalucía que es poco significativo», suscribió Redondo al abundar en la relación entre la desocupación laboral y el gusto por los pitillos. Una relación que los propios estanqueros suelen poner de relieve cuando, como ha ocurrido en los dos últimos años, las ventas de cajetillas suben a pesar de las medidas restrictivas de la ley.
Redondo, que informó que en el Congreso Nacional de Prevención del Tabaquismo participarán unos 700 especialistas, se extendió acerca de la influencia del nivel de instrucción y social de cada individuo en su relación con los cigarrillos. Así, aseveró que «en el 17 por ciento de los hombres sí tiene que ver su posición social con el consumo de tabaco, mientras que este factor sólo importa en un 4 por ciento en el caso de las mujeres». Y dio, a continuación, un dato revelador: aunque en las mujeres, como queda dicho, no es tan determinante su grado de instrucción en general para consumir pitillos, sí lo es en cuando están embarazadas. «Cuando más estudios tienen más proclives son a dejar de fumar si están esperando a un hijo», matizó la especialista.
La directora del Congreso que comienza el jueves se pronunció a favor de que «se endurezcan las limitaciones para fumar en los bares y en demás sitios públicos». Ayer mismo, el ministro de Sanidad, Bernat Soria, anunció en una entrevista que «el veto total al tabaco en los bares se podría aprobar a lo largo de esta legislatura».
RAFAEL A. AGUILAR
Fuente: ABC
«Los desempleados fuman en torno a un 5,5 por ciento más que el resto de la población», suscribió Redondo, que apuntó que la tasa media de consumidores habituales de cigarrillos en España es del 26,9 por ciento, mientras que en Andalucía este porcentaje se sitúa en el 28,8 por ciento. Así, este valor es cercano al 34% en desempleados.
No es casual que Córdoba y Jaén, con tasas de paro que superan la media de la comunidad autónoma, registren más adictos a la nicotina que el cómputo general de la región. «Los jienneneses y los cordobeses fuman más, sí, pero lo cierto es que se trata de un aumento respecto al resto de Andalucía que es poco significativo», suscribió Redondo al abundar en la relación entre la desocupación laboral y el gusto por los pitillos. Una relación que los propios estanqueros suelen poner de relieve cuando, como ha ocurrido en los dos últimos años, las ventas de cajetillas suben a pesar de las medidas restrictivas de la ley.
Redondo, que informó que en el Congreso Nacional de Prevención del Tabaquismo participarán unos 700 especialistas, se extendió acerca de la influencia del nivel de instrucción y social de cada individuo en su relación con los cigarrillos. Así, aseveró que «en el 17 por ciento de los hombres sí tiene que ver su posición social con el consumo de tabaco, mientras que este factor sólo importa en un 4 por ciento en el caso de las mujeres». Y dio, a continuación, un dato revelador: aunque en las mujeres, como queda dicho, no es tan determinante su grado de instrucción en general para consumir pitillos, sí lo es en cuando están embarazadas. «Cuando más estudios tienen más proclives son a dejar de fumar si están esperando a un hijo», matizó la especialista.
La directora del Congreso que comienza el jueves se pronunció a favor de que «se endurezcan las limitaciones para fumar en los bares y en demás sitios públicos». Ayer mismo, el ministro de Sanidad, Bernat Soria, anunció en una entrevista que «el veto total al tabaco en los bares se podría aprobar a lo largo de esta legislatura».
RAFAEL A. AGUILAR
Fuente: ABC
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