El proyecto «Don Quijote» desarrollado por la empresa española Deimos Space para defender a la Tierra del impacto de asteroides será algo menos ambicioso de lo previsto.
La sonda que la compañía aspira a enviar en 2015 al asteroide «Apophis», el que tiene más peligro de chocar contra nuestro planeta, no impactará contra la roca espacial para desviar su trayectoria, tal y como se anunció hace ya siete años, sino que se limitará a realizar una misión de prueba de tecnología y de estudio de la órbita y las características del asteroide. Eso si la Agencia Espacial Europea (ESA), que financia los estudios de viabilidad del proyecto, decide ponerlo en marcha.
Es precisamente la necesidad de buscar un marco presupuestario al proyecto lo que ha reducido sus expectativas, según ha reconocido a ABC.es Juan Luis Cano, ingeniero aeronáutico y analista de misiones espaciales de Deimos Space. De esta forma, «se presentará como un programa de desarrollo tecnológico en vez de un plan de protección civil». Que no se contemple el impacto resta especularidad al proyecto, pero en absoluto su importancia, ya que puede proporcionar información muy valiosa sobre el asteroide. El objetivo ahora es lanzar la sonda Proba-IP a «Apophis» en 2015 para desarrollar la tecnología de guiado, navegación y control (GNC), que permite que el aparato navegue de forma autónoma hasta la roca.
Un viaje de dos añosEl viaje duraría dos años. Una vez en la roca, el satélite «se quedaría de seis meses a un año para estudiarla, conocer con exactitud su órbita y enviar datos sobre sus características a través de sus antenas», ha explicado Cano. El vehículo espacial de propulsión eléctrica «tiene un cuerpo principal de un metro con paneles solares de dos metros a cada lado» y pesa 450 kilos cargado con combustible. Nunca regresará a la Tierra.
La posibilidad de que «Apophis» impacte contra la Tierra es de una entre 45.000. Pasará muy cerca del Planeta azul en 2029. Ese año el riesgo se limitará al derribo de satélites comerciales, pero los peores presagios se vaticinan para 2036, cuando el gigantesco meteoro podría caer sobre el mar y originar un enorme tsunami. El fenómeno sería infinítamente más grande que la ola gigante que asoló el Sureste asiático en diciembre de 2004. Para la ESA, conocer su órbita y descifrar sus misterios es una operación prioritaria.
Fuente: ABC
La sonda que la compañía aspira a enviar en 2015 al asteroide «Apophis», el que tiene más peligro de chocar contra nuestro planeta, no impactará contra la roca espacial para desviar su trayectoria, tal y como se anunció hace ya siete años, sino que se limitará a realizar una misión de prueba de tecnología y de estudio de la órbita y las características del asteroide. Eso si la Agencia Espacial Europea (ESA), que financia los estudios de viabilidad del proyecto, decide ponerlo en marcha.
Es precisamente la necesidad de buscar un marco presupuestario al proyecto lo que ha reducido sus expectativas, según ha reconocido a ABC.es Juan Luis Cano, ingeniero aeronáutico y analista de misiones espaciales de Deimos Space. De esta forma, «se presentará como un programa de desarrollo tecnológico en vez de un plan de protección civil». Que no se contemple el impacto resta especularidad al proyecto, pero en absoluto su importancia, ya que puede proporcionar información muy valiosa sobre el asteroide. El objetivo ahora es lanzar la sonda Proba-IP a «Apophis» en 2015 para desarrollar la tecnología de guiado, navegación y control (GNC), que permite que el aparato navegue de forma autónoma hasta la roca.
Un viaje de dos añosEl viaje duraría dos años. Una vez en la roca, el satélite «se quedaría de seis meses a un año para estudiarla, conocer con exactitud su órbita y enviar datos sobre sus características a través de sus antenas», ha explicado Cano. El vehículo espacial de propulsión eléctrica «tiene un cuerpo principal de un metro con paneles solares de dos metros a cada lado» y pesa 450 kilos cargado con combustible. Nunca regresará a la Tierra.
La posibilidad de que «Apophis» impacte contra la Tierra es de una entre 45.000. Pasará muy cerca del Planeta azul en 2029. Ese año el riesgo se limitará al derribo de satélites comerciales, pero los peores presagios se vaticinan para 2036, cuando el gigantesco meteoro podría caer sobre el mar y originar un enorme tsunami. El fenómeno sería infinítamente más grande que la ola gigante que asoló el Sureste asiático en diciembre de 2004. Para la ESA, conocer su órbita y descifrar sus misterios es una operación prioritaria.
Fuente: ABC
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